Son historias narradas con tanta habilidad y naturalidad que te hacen sentir como si estuvieses dentro de la novela.
Es como si tú fueses uno de los personajes.
Una prosa mágica, tanto como el entramado de cada una de sus historias que te pasean por el presente y el pasado de tal manera que es sorprendente.
La primera novela que leí de ella fue Anhelos del corazón, el quinto libro de la serie Edilean, y fue como sumergirme en un mundo mágico del que no quería salir.
Me enamoró que la historia se desarrollara en un pueblo pequeño de Estados Unidos; que los personajes, en su mayoría, estaban emparentados y fue tanto lo que me gustó que fui a Amazon en busca de más.
Me llevé una buena sorpresa al darme cuenta de que ese libro era el quinto de una serie porque Jude lo maneja tan bien que, mientras lees, sientes que la autora no te está ocultando nada para otro libro.
Ciertamente no profundiza en los personajes secundarios, pero lo que da en cada libro de la serie, es más que suficiente.
Después de eso corrí a buscar más y entonces apareció su trilogía Las novias de Nantucket y allí, fue como abrirme las puertas a otro universo; fíjate que ya Nora había abierto uno, pero Jude me dio un empujón profundo haciéndome entender qué era lo que yo quería escribir.
Que sí, que me encanta escribir romántica pero que me gusta más cuando la romántica tiene una historia de fondo que involucra cosas del pasado, ancestros y por qué no, alguno que otro toque de misterio o paranormal.
Jude, con su forma magistral de escribir, me enseñó la manera perfecta de mezclar varios subgéneros para darle una consistencia deliciosa a la novela romántica.
Además, me dejó la inquietud de desarrollar novelas en pequeñas poblaciones de USA, ya sabes que es mi lugar favorito para ambientar mis novelas y esos pueblitos que están por ahí escondidos siempre tienen alguna historia fascinante para contar.
Nos concentramos en las grandes urbes, olvidando esos pequeños rincones como Nantucket o el pueblo que la misma autora inventó para su serie Edilean.
